Depresión

 

La gallina de los huevos de oro entró en profunda depresión después de pasar 21 días empollando y no conseguir que eclosionara ninguno de los huevos que, como pudo, poco a poco, fue distrayendo de la vista, y la avaricia, de su dueño.

No veía salida alguna a su frustración maternal. Una mañana, al entrar en el corral, el dueño se la encontró bañada en un charco de sangre. La pobre fue incapaz de superar el trauma. Prefirió dormir el sueño infinito.

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