Teodoro Martín de Molina

 

“EL ORIGEN”

 

"No pude superarlo, bien sabe usted que a mí los cambios nunca me sentaron bien. El día a día se me hacía muy duro y cada vez escuchaba con más claridad sus llamadas.

            Al principio no quería hacer caso de las voces que me animaban a seguir sus pasos etéreos. Después me dejé llevar sin oponer la mínima resistencia. Fue una sensación de liviandad, de ligereza, como si te descargaras del plomo que te ha envuelto a lo largo de toda una vida. Ahora me siento como antes de nacer, cuando se flota en el líquido del vientre de la madre, como una pluma que sube y baja sin rumbo definido."

...

"La persiguió con la mirada hasta que dobló la esquina. Dejó el petate junto a la fuente y provisto del cuaderno y el lápiz siguió sus pasos. Cuando giró por donde lo había hecho usted segundos antes, pudo ver su silueta penetrar bajo la cortina de cañas que resguardaba del calor la entrada de una vivienda en el centro de la calle. Caminó hasta allí y se paró frente a ella. Sin verla pudo percibir físicamente su aliento, se sintió escudriñado por sus ojos, quizá por otros más. Quiso entreabrir la cortina pero la prudencia le obligó a desistir. Después de una última mirada que quería ver más allá de las cañas que a modo de persiana ocultaban la puerta, se volvió sobre sus pasos convencido de que no sería la última vez que sentiría aquella sensación de proximidad a aquel cuerpo tan joven y deseable."

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