The Avenue

(Verano en Dublín)

3. MADRID LA NUIT

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Ante la presencia de las muchachas, y la advertencia del doctor peruano, mi cabeza no sabía qué pensar y el pulso se me aceleró un cien por cien. No estaba acostumbrado a oír tales afirmaciones y menos en personas de las que yo no lo esperaba, tampoco a estar delante de mujeres que eran capaces de hacer y no hacer todo lo que el amigo de mi paisano había insinuado. Aquello, evidentemente, desbordaba mi capacidad de asimilación. No tenía ni idea de lo que acababa de insinuar el peruano. Dado el hipotético caso de que me llegase a encontrar en una situación propicia para intimar con alguna de aquellas muchachas no sabía cómo actuar, qué hacer o qué no hacer, en el modo en el que dirigirme a ellas ni la forma en la que tenía que iniciar un acercamiento físico, mucho menos cómo actuar si su reacción fuese positiva, por dónde debería de empezar y hasta dónde podría llegar. No se me ocurría nada más allá de cuatro besos, achuchones y algún que otro tocamiento que, sólo el pensarlo, conseguían que mi pensamiento descarriara apenas el tren de la imaginación se puso en marcha.

 

Mi amigo notó mi excitación y con sus palabras trató de minimizar el efecto que en mí habían producido tales afirmaciones. No todas eran mexicanas. La de aspecto anglosajón resultó ser irlandesa, lo cual me supuso un alivio, pues ya tendría un tema de conversación para buena parte del rato que estuviésemos juntos. Menos mal que ella hablaba español perfectamente, porque mi inglés era totalmente inexistente. En el transcurso de la conversación me enteré de que estaba realizando un curso de perfeccionamiento de español en la universidad de Salamanca, que era profesora en un colegio de Dublín (ya teníamos algo en común) y que para mediados de julio regresaría a su tierra. Me dejó su dirección escrita en una servilleta del bar y me animó a que fuese a visitarla a finales del mes. Yo no pude decirle nada sobre mi alojamiento, sólo que iba a estudiar en una academia en el centro de Dublín, pero que no sabía nada más ni sobre mi alojamiento ni el lugar en el que trabajaría, probablemente un hotel.

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