1. MI HERMANA

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       Por esta época, ella vivía en Granada. Ya llevaba un par de años por allá. Acompañaba a nuestra tía Carmen y al mismo tiempo estudiaba secretariado internacional. Entre los requisitos para conseguir el título estaba un amplio conocimiento de inglés. Para ello era casi imprescindible que se desplazase a un país de habla inglesa con el fin de alcanzar el nivel requerido. La misma academia en la que estudiaba se encargaría de buscarle trabajo como au-pair con una familia en Dublín, de ese modo se costearía la estancia más algunas libras a la semana para sus gastos. Solamente tendría que pagarse el viaje y las clases de inglés en una academia de la capital irlandesa.

      Ella y su necesidad de incrementar su nivel de inglés fueron las responsables de que yo fuese a Dublín con el doble fin de acompañarla —nuestra madre jamás hubiese permitido que ella viajase sola a tierras extranjeras— y, de paso, aprender también algo de inglés, que nunca se sabe si te podría servir en el futuro. La academia de mi hermana accedió, amablemente, a buscarme trabajo en un hotel con el que, al igual que ella,  me podría costear la estancia y el resto de gastos que la misma conllevaba, incluido el viaje de vuelta con parada y fonda en Londres por tres días, una aventura dentro de la aventura general como veremos más adelante.

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