Después de escribir el Quijote en romance, no era extraño que mi siguiente incursión en la poesía estuviera próxima al verso de ocho sílabas y a la rima asonante.

Hace ya un tiempo me inicié en el haiku, así que también con él me acostumbré al uso de la estrofa de tres versos. De la mezcla de los tres versos del haiku y de mi inclinación natural por el verso de ocho sílabas y la rima, acabé irremediablemente en la soleá, que se apoderó de mí. Por ello en este trabajo las soleares son mucho más abundantes que los haikus y muchos de éstos aparecen con rima asonante en los impares como si de soleares a medio construir se trataran. En la estructura del libro, entre las soleares y los haikus y entre los haikus y las soleares, he dejado un breve espacio de páginas para que el lector descanse, tome un respiro, y pueda acomodarse al ritmo y la cadencia de los dos tipos de estrofas

Si es que así se pudiese denominar a lo que aquí os presento, esta poesía de lo cotidiano, del día a día, surge de la inquietud por recoger por escrito mis pensamientos y reflexiones sobre algunos de los aspectos que suelen preocupar al común de los humanos, sin más pretensión que compartir con el que llegue a leer estas estrofas aquello que se me ha ocurrido en un determinado momento sobre mis propios sentimientos y pensares, o lo que se te ofrece ante los ojos a poco que observes lo que nos rodea, si no cerramos los párpados.

Puede que, por la propia esencia de las estrofas escogidas para esta ocasión, estos poemas pudieran asimilarse a aforismos, epigramas, o incluso a greguerías, pero qué más quisiera, supongo que la brevedad de los mismos y, en ocasiones, su contenido podría confundirnos y llevarnos a creer eso. Más que frases subliminales, e incluso más que poemas, estas estrofas son en realidad micro relatos.

Me decía un paisano y amigo, y además poeta, que cada soleá es una historia en sí misma, y la verdad es que creo que, en general, no le falta razón, aunque a veces, en muy pocas ocasiones, yo he necesitado de más de una para tratar de transmitir lo que pretendía, sobre todo cuando he querido profundizar o fabular más acerca de un determinado asunto real o imaginario. Algo parecido ocurre con el haiku, en cuyo caso el relato se condensa aún más. Por eso pienso que este es un librito en el que se recogen casi mil relatos, o micro relatos, porque, como decía, en algunos, llevado por la inercia creativa, he necesitado de más de una estrofa para completarlo.

Los temas que trato en ellos son de lo más variopinto: el amor, siempre asociado a la condición humana, la naturaleza con toda su fuerza, ideas sobre la escritura en sí misma, mi visión crítica de la sociedad en la que nos movemos con sus miserias y sus virtudes, las distintas etapas de la vida del ser humano, nuestras debilidades y fortalezas, la familia, los paisajes por los que he transitado en algún momento de mi vida o durante la gestación de esta obra, recuerdos, aspectos intimistas u opiniones personales sobre esto, aquello o lo de más allá, hasta incluso tratar de filosofar sobre lo trascendente y lo más trivial de nuestra existencia, o simples perogrulladas en las más de las ocasiones. Aunque en el texto he tratado de secuenciar los temas, en ocasiones se entremezcla todo y confío en que cada lector lo asimile a lo que crea más conveniente.

El hecho de que sean mil, no tiene más importancia que la de haberme marcado una meta que alcanzar. Podían haber sido quinientas o tres mil, pero fijarme esa cifra tan redonda me ha servido para animarme a conseguirla y, una vez superada, poder elegir aquellas estrofas que me han parecido más apropiadas por motivos diversos.

Sé que mil son muchas estrofas, por eso espero, como digo en la primera de todas, que al menos una os guste, con eso ya considero que el trabajo ha merecido la pena y me daré por satisfecho.

Entre estas mil se me han colado algo más de un centenar que pertenecen a “Gavilla de versos”. Por uno u otro motivo, me ha parecido oportuno rescatarlas para esta ocasión.

Para leer algunos de las estrofas pincha aquí. <<ir>>